El espíritu de verdad llama a la misericordia que implica compasión y perdón.
La misericordia reúne todas las calidades que son necesarias para la apertura de nuestro espíritu y de nuestra conciencia:
- La humildad, en lugar del sentimiento de superioridad o de inferioridad " permite ponerse a la altura del otro y crea la comunicación necesaria o la sintonía para que nuestras interactividades sean compartidas en las mismas circunstancias;
- La paciencia, en lugar de la imposición autoritaria, permite la adaptación de nuestra comunicación al ritmo del otro y del conjunto y crean la sincronía en la cooperación;
- La benevolencia o la valoración del otro, en lugar del no-respeto, permite reconocer a través del otro lo que se nos escapa de nosotros y por tanto nos falta para unir las fuerzas de la sinergia que garantizan la paz;
- La magnanimidad del corazón, en lugar de la rigidez mental que no deja lugar a las experiencias y las instrucciones necesarias para poder comunicar con la visión de otros en un proceso de sinopsis.
- La clemencia y la indulgencia, en lugar del rechazo de lo que es diferente a uno mismo, permite perdonar al otro y apelar a su autenticidad para que entre en la simbiosis con nuestra esfera de vivir y de pensar;
- La generosidad, en lugar de guardar todo para sí, le permite amar sin juzgar y dar al otro lo que necesita pero que no es capaz de conseguir por sí mismo, es la concreción de consciencia y de la ciencia de síntesis;
- La creatividad, en lugar de la aplicación conservadora de reglas estrictas, permite superar los bloqueos de la sabiduría, haciendo de la vida una celebración(sinagía) que expresa la posibilidad de unir y de realizar el sueño del paraíso, escondido en cada uno de nosotros.