Un pequeño resumen sobre la transformación del mundo
la ultima llena luna (con aura verde) de noviembre en el Sasso,
como la luz (hostia) enzima de la copa del Grial,
o el alma enzima de nuestra cabeza
Desde 2005 una intensificación de nuevas energías opera en la tierra, acelerando el despertar de la conciencia de los seres humanos. Los más sensibles de entre nosotros se comprometen en el descubrimiento y expresión de nuevos paradigmas y en un cambio del enfoque de un mundo material visible hacia un mundo más sutil, invisible. Otros se sienten amenazados y por ende empujados a reforzar y a controlar más el orden existente. Entre las dos tendencias hay una mezcla o escala de diferentes procesos.
Esta polarización encuentra su origen en los distintos grados de resistencia según la ley de la manifestación. En el caso del ser humano las resistencias dependen de su grado de libertad en función de la conciencia realizada. Cuanto más bajo nivel de conciencia tengamos más fuerte será nuestro comportamiento de supervivencia, sujeto al curso inevitable o fatal de la vida con sus parámetros de resistencia y sus fuerzas dominantes. La ley de dominación (divide et impera) es la principal ley que regula los viejos paradigmas. Regula las relaciones entre los seres humanos como basadas en la división y la separación debido a la incapacidad de superar las diferencias y resistencias entre ellos. Esto acentúa la convicción de que los intereses individuales son incompatibles con los intereses colectivos. Alimenta la inconsciencia colectiva con su peso ciego que determina la masa de gente que no ve cómo una minoría de poderosos manipula debido a una mezcla de intereses.
Justamente eso es lo que ha favorecido el despertar de una nueva conciencia. Más no es solo individual e interesada, sino también tiende hacia el nivel planetario para ser colectiva, innovadora, creativa y desinteresada. Es el verdadero sentido de una masa crítica naciente. Es la comprensión de que solo así podemos ser libres, protegernos y mantenernos sobrepasando los límites del mundo material visible, causa de las dominaciones, de la ignorancia y del miedo. Es una apertura de reconexión con las fuentes de lo no experimentado, de lo no conocido y de lo no directamente visible. Así la masa inconsciente se transforma poco a poco en una masa crítica que descubre el potencial de la libertad ofrecido por su nueva conciencia frente el orden existente. Lo hace a través de acciones colectivas concretas que aspiran al cambio de nuestras relaciones distorsionadas con el entorno (polución, alimentos, electricidad, teléfono…) o las instituciones (bancarios, de producción comercial…).
En el contexto de este despertar, el mundo se divide en líneas generales en función de las cuatro direcciones principales: Este-Oeste y Norte-Sur. Aunque todos los elementos están presentes en cada uno de ellos, se manifiesta una tendencia general de doble polarización: primero una polarización más pasiva de nivel mental-espiritual entre Este (asiático-africano) y Oeste (americano), siguiendo la rotación de la tierra, y luego una polarización más activa a nivel material político-económico entre Norte y Sur, siguiendo el eje inclinado del campo magnético de la tierra.
La primera polarización ha acentuado el despertar de la conciencia espiritual en el occidente, revelando la pobreza de su civilización debido a la dominancia de intereses materiales. La segunda polarización acentúa las diferencias entre la sociedad de la parte norte del globo, organizada en base a la conciencia de separación mediante un individualismo sometido a la competencia sin límite, y la sociedad de la parte sur del globo, manteniendo los restos de una conciencia más colectiva, aunque primitiva.
Estas polarizaciones forman límites. Si no se superan provocan conflictos que escapan a la masa crítica y son la causa de que los cambios necesarios queden en el aire, perdiendo su efectividad. Sin una masa crítica eficaz y realista, no hay transformación real y no hay posibilidad que se realice el objetivo principal de los cambios: la fuerza de unión y de fusión para la exteriorización de la fraternidad universal. El objetivo no es destruir lo viejo o huir en la sutilidad de otras dimensiones, sino abrir, adaptar, revalorizar y armonizar toda la falta de equilibrio. Abandonamos sólo lo que obstruye y salimos de lo que nos desvía de este proceso.
El objetivo divino no puede ser separarnos de las dimensiones inferiores, sino vivir y estar presentes y conscientes en todas las dimensiones. El objetivo divino es vivir en la plenitud, la beatitud, la perfección y la abundancia del todo y en, con y por todos, tanto en el nivel de la manifestación material como en el nivel sutil del espíritu. Eso quiere decir que a medida que entramos en la consciencia divina no existe ninguna escala de evolución que llegue a un destino final. Todas las escalas no son más que instrumentos y se reducen a ilusiones sobre la consciencia divina donde la única verdad es vivir el amor incondicional del camino infinito del justo medio con sus posibilidades y medidas de relaciones infinitas.
En todos las partes del mundo la nueva energía activa el despertar espiritual. Se descubre la fuerza de la masa crítica pero no siempre de la misma manera. Todavía se mezcla con los viejas paradigmas o provoca reacciones exaltadas e irrealistas cuyos efectos no están suficientemente anclados en un equilibrio tridimensional. Sin este fundamento realista no hay una verdadera manifestación posible de las otras dimensiones. Entonces esta fuerza se queda a nivel virtual, mientras que las viejas fuerzas resisten y mantienen sus raíces.
Teniendo cuenta las polarizaciones mencionadas, veamos de más cerca la polarización entre el norte y el sur que parece concentrarse en el concepto de la Gran Iberia. Esta idea tiene su origen en civilizaciones antiguas en las cuales el mundo ibérico (latín) y anglo-saxo-galleo formaban una única entidad que se perdió. La esencia de esta unidad es mantenida sobre todo en la península ibérica alrededor de la zona pirenaica con una concentración en el país vasco (aspecto origen-manifestación) y el país catalán (aspecto proyección).
Constatamos que los cambios actuales despiertan la memoria de esta vieja unidad y alimentan el sueño de su restablecimiento a nivel espiritual para abrir la Comunidad Europea que tiene desde el principio un objetivo demasiado materialista o político-económico y eso como indicación piloto para el resto del mundo.
La idea de la Gran Iberia, nacida en España, traduce muy bien la diferencia entre el norte y el sur en Europa. El sur ha mantenido una mayor sensibilidad hacia el espíritu colectivo. Tiene una mayor necesidad que el norte para su exteriorización, incluso hasta la exaltación (aspecto calor). Pero este espíritu, parece crear un ego espiritual colectivo. Por su papel de piloto a nivel colectivo, se arriesga tomar un papel de dominación y frenarse y limitarse por orgullo al mundo latino-español (europeo-americano-latino) sobrevalorando sus culturas y modos propios de expresarse a través de un único idioma. Esto impide alcanzar la unión planetaria. Hay un riesgo real de crear una nueva manipulación mediante líderes fuertes, quienes desean mostrar la nueva fuerza colectiva sin enseñar al individuo a relativizar sus valores frente a otros.
El mundo español aparentemente tiene problemas de flexibilidad y de adaptación para poder integrar elementos diferentes a sus conceptos, aunque este no es un problema exclusivo y típico ibérico-español. Es un problema que existe en todos los lugares del mundo y a todos los niveles. Pero desde la consciencia de su papel de piloto, el mundo español está llamado a una mayor responsabilidad y auto-critica o discernimiento.
Vemos ahora los vecinos de Francia. Hasta ahora sólo vemos escasas relaciones espirituales con el mundo ibérico. Los franceses serian lógicamente los primeros en este proceso de convergencia espiritual. En Francia no hallamos un movimiento convergente colectivo parecido. Hay más sectarismo y egocentrismo que divide el país. Pero este individualismo empuja a una mayor interiorización y exteriorización concreta. Desarrolla la necesidad que los cambios sean realistas y afectan a la tierra. Cuanto más al norte vamos más se confirma esta tendencia (Bélgica, Holanda,..).
Aquí la gente está impulsada a un mayor escepticismo e individualismo. Lo que explica su recurso hacia reglamentaciones y leyes para mantener el orden entre intereses de individuos divididos. Pero refuerzan esta tendencia a replegarse sobre sí mismos y no comprometerse. Es la otra parte que bloquea la convergencia de la consciencia colectiva. Esta frustración es la causa de la ilusión de autosuficiencia, de saberse mejor que el otro y de un orgullo individual de superioridad. Bloquean la realización de un espíritu colectivo de unión fraternal, inscrito en la constitución pero que se practica solamente en caso de urgencia. Es la puerta abierta para la manipulación por el más listo y el más poderoso, sea político, espiritual u otro.
Tenemos entonces entre el norte y el sur una síntesis de divergencias que existen a nivel mundial. Son las llaves para la convergencia de la consciencia planetaria y la transformación armoniosa del mundo sin conflictos.
Superar estas dualidades, nos demanda cambiar nuestras actitudes inconscientes personales y colectivas en este proceso de creación de relaciones más justas. Sobre todo realmente hace falta inventar expresiones más auténticas y creativas que nos permitan trascender las diferencias que nos separan del mismo contexto de convergencia. Esto es muy concreto y demanda cambios hasta el nivel de nuestro modo de vida concreto (alimentos, maneras de trabajar, horarios, celebraciones….). Sobre todo, de ambas partes, norte y sur, este y oeste, es necesario dejar esta convicción de cualquier superioridad o de mayor importancia, sea a nivel personal o colectivo. Todos somos hermanos complementarios e iguales. Debemos aprender todos uno del otro y enseñarnos unos a otros. Nadie es más importante que nadie. Únicamente tenemos diferentes niveles de sensibilidad y de realización de nuestra naturaleza divina para compartir con el otro. Somos, según nuestras experiencias del momento, las células que viajan a través de los diferentes órganos dentro de un mismo cuerpo.
Esto es un movimiento interactivo que tiene direcciones multidimensionales. Todos somos maestros y discípulos, hermanos y hermanas al servicio del mayor bien del mismo conjunto planetario y cósmico. Nuestras fronteras son solamente el reflejo de los límites de nuestra consciencia y nuestra incapacidad de relacionarnos de manera armoniosa y responsable dentro del conjunto planetario. Desde el momento que queremos imponernos, por cualquier motivo, por muy espiritual que sea, estamos construyendo nuevas fronteras. La única manera para evitarlo es retirarnos en el momento justo, haciendo distancia sin luchar, excepto si estamos en situación de vida o de muerte.
No nos hace falta rechazar nuestras particularidades o las de los demás (la falsa mundialización). Solamente hace falta valorizarlas y relativizarlas par no mantenerlas como las únicas válidas para su imposición al otro, que tiene otras sensibilidades y necesidades de expresarse. Es necesario que nos abramos para enriquecernos. La creatividad espiritual auténtica (o consciente) es la única manera efectiva para superar polarizaciones y conflictos posibles. Implica que nos demos cuenta cuando hacemos mezclas incompatibles con los viejos paradigmas pues nos bloquean en la realización del objetivo de los nuevos paradigmas de convergencia. Se resumen en la palabra: convivencia. Es la creación de relaciones más justas con uno mismo, el entorno y los demás para el mayor bien del conjunto. Un acto es creativo cuando está adaptado para librarnos de nuestras divisiones y problemas, cuando nos da alegría y abundancia, cuando nos acercamos como hermanos y hermanas, cuando nos permite entrar en la unión del no visible pero que reconocemos como la realización del sueño del nuestro paraíso interior: la realización del amor incondicional en las manifestaciones concretas de la vida multidimensional.
Como todos cometemos errores, todos tenemos la tarea de reorientarnos en esta dirección. Que estos sean los deseos más profundos para la Navidad que se acerca.