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La escuela de la vida es realizar la energía libre del corazón: el amor incondicional.

Viene visible por la fraternidad universal y su expresión en la paz.

Se realiza por un estado de crecimiento continuo de solidaridad, en concreto: por la creación de relaciones más autenticas, libres y creativas entre nosotros.

Este estado va encima de todas las etiquetas y organizaciones que nos pueden separar por sus visiones tan valientes que sean.

Implique valorizar todo en la perfección de la armonía del conjunto.

Es un trabajo dinámica de síntesis.

la nueva enseñanza de Cristo-Buda

la nueva enseñanza de Cristo-Buda

El triángulo MaRoPAL (Madrid-Roma-Paris)

Programma Pasqua 29 marte – 2 de abril 2018

En el priorato de Marcevol (Pirineos Orientales): convivencia en la luz de la resurrección y su relación con la región.

Del jueves en la tarde de la semana santa hasta lunes medio día.

Precio: 150€ alojamiento y comidas (pensión completa).

Contactar el autor del blog para reservar según plazas disponibles.

martes, 12 de noviembre de 2013

Reflexiones sobre convivencias y nuevos proyectos colectivos

En diferentes ocasiones teníamos la posibilidad de compartir en convivencias en un contexto de proyectos colectivos. Cada vez nos hemos dado cuenta del desafío de llegar a nuevas formas de vida que puedan expresar nuestro sueño de un mundo mejor.  Pasar del viejo al nuevo es un proceso de transformación. En el mundo animal hay dos procesos. El proceso directo que libera el animal en su nacimiento y el proceso indirecto o completo que es un proceso de metamorfosis à través de diversos estadios de formas diferentes para llegar a su forma definitiva como lo hace la mariposa.
 La nueva orden anuncia la liberación de un potencial de expresión
a que nunca conocimos antes.
finca el camino 31.102013 9H47.16

La época actual libera una mezcla de procesos de transformación entre los seres humanos más o menos largos. Depende de la manera en que podríamos llegar a una relación más correcta con nuestro ser autentico y al equilibrio entre nuestra vida como individuo y la vida colectiva del grupo.  Estos procesos dependen de nuestra capacidad de cambiar nuestras relaciones con los demás como interactividades de servicio mutuo al mayor bien de todos. Nuestra verdad profunda se revela desde y en la medida que sepamos expresar correctamente y situarnos conscientemente en el conjunto de la vida universal. Eso es completamente nuevo por el hecho que eso ya no depende solamente de reglas o de un orden establecido. Es decir pierden su sentido si ya no corresponden a nuestra verdad interior.

Es en este contexto de crisis que cada día más personas se dirigen hacia nuevas experiencias para descubrir cómo encontrar relaciones más justas con uno-mismo, el entorno y demás. Es también en este contexto global en el que hacemos estas reflexiones como una síntesis de diferentes experiencias, intentando destilar desde allí el gran camino de transformación que une todos los caminos. 
Todos tenemos la tendencia de tomar nuestro círculo de vida como lo más importante así que lo vemos todo en ella, por ella y con ella. Esto es válido tanto a nivel individual y familiar, como a nivel más colectivo.  Así cuando entra alguien de fuera, las diferencias pueden dar revolcones, sobre todo cuando el que entra no respeta este entorno, diferente pare él. No obstante esta entrada no puede ser casual desde el punto de visto del plan universal de la vida. Es la señal de una oportunidad, incluso una necesidad de cambios mutuos. No importa si lo juzgamos como contraindicado desde nuestra mente condicionada. El plan de la vida ofrece posibilidades que facilitan nuestra propia transformación. Es nuestra mente la que muestra donde están nuestras resistencias frente a lo que necesitamos pero hasta ahora no está integrado y experimentado.   
La razón es que necesitamos todos siempre una referencia de reconocimiento, adaptado a los objetivos que nos ocupan y que defendemos según la evolución de nuestras realizaciones. Por definición nuestras referencias son limitadas y fijadas por las incoherencias en la visión de nuestra conciencia y mientras que estaríamos en reacción contra algo o que tenemos a probar algo. Las experiencias nos han mostrado y probado que todo el mundo y toda colectividad esta confrontada a eso, a pesar de su buena voluntad.
Desde hace dos mil años hemos puesto el acento sobre la buena voluntad. Siempre es vital estar dispuesto hacia los cambios de la vida. Pero solamente es el inicio de un proceso. Nos da el impulso de buscar mayor “coherencia” en nuestras acciones, aceptando la confrontación con todo lo que nos condiciona e impide de ser uno-mismo. Pero esta confrontación no necesita el espejo de fuera sino un campo u horizonte que abra la visión de manera que todo recibe nuevo sentido. Es la imagen de los pastores que reciben el mensaje de un ángel y  se juntan en un coro. La buena voluntad es crear en lo concreto el espacio propicio para la transformación.  
La buena voluntad da a nuestra dimensión espacio su aspecto de conexión con el espacio transcendente universal, primer fundamento de la cuarta dimensión. Se traduce por estar dispuesto y dejar fluir. En concreto es la liberación de la energía del cóccix.
Para eso, es también indispensable tener la buena intención o dirección. Es construir constantemente la  conexión con el dinamismo del estado del “orden” superior del alma del grupo y de sus individuos. Esta conexión es la que permite que nuestro trabajo mental no se fije y se limite en los límites y condicionamientos egocéntricos de nuestras personalidades.
Se traduce por la actitud interactiva con todos los que trabajan en  la formación y la elaboración concreta de una visión de un nuevo orden, abierto, dinámico, creativo y holístico. Es el gran desafío de los momentos actuales. Es en, por y con él como se revela el plan de la evolución de la tierra o la voluntad divina. Lo hemos tratado ya en diferentes ocasiones anteriormente.  El plan es transformar en positivo el orden existente hacia relaciones más justas en servicio al mayor bien del conjunto.
La buena intención da a nuestros condicionamientos y condiciones de vida su sentido de relatividad transitoria en el tiempo transcendente de la energía incondicional del universo. La incondicionalidad, el no tiempo o el presente infinito, es el segundo fundamento de la cuarta dimensión. Se traduce por amor incondicional.  En concreto es la maestría de la energía vital, integrando la energía sexual en todos sus aspectos.
Transformar revela la necesidad de un proceso de buena intensidad. La transformación es un proceso de canalización hacia la unión transcendente en pro y no en contra. Transformar es  traspasar y/o quitar resistencias. Incluye entonces poder valorarse uno-mismo confrontándonos por una actividad mental intensa con todo lo que nos aleja de nuestro equilibrio interior y exterior para reconocer sus causas. Pero valorar desde el solo punto de vista de nuestros límites mentales no es posible. Es necesario abrirse y aceptar fluir en todo que se presenta como señales u oportunidades que refuerzan la “belleza” del nuevo orden de unión. Sin eso, toda iniciativa de transformación corre el riesgo de conducir hacia el reforzamiento del espíritu de dominación elitista o de eliminación sectaria del orden viejo. La transformación del mundo tiene exigencias interactivas que no teníamos costumbre de ver.
La buena intensidad da a nuestras expresiones (actos, pensamientos, palabras) una fuerza transcendente que supera a todas las resistencias. Da un sentido o valor transcendente a nuestras expresiones uniendo a todos nuestros compañeros de camino en un movimiento de aspiración-transformación-elevación por el reconocimiento de su belleza. La belleza es la prueba de que estamos en el plan universal de la vida. La fuerza de la belleza es el tercer fundamento de la cuarta dimensión.
Si  nuestras referencias no tienen un carácter universal,  se esconden siempre tras  ellas las restricciones de un ego o una personalidad individual y/o colectiva que quiere probar algo que lo separe del otro. Es la causa por lo que es tan difícil a dejar el pasado,  no repetirlo y no proyectarnos en nuestros ideales de futuro, anticipándolas. Que nos demos cuenta  que nuestra razón egocéntrica busca, por falta de visión holística, sus referencias en el otro con el fin de poder proyectar nuestra culpa, o nuestros defectos, hacia el otro (el cabeza de turco) y para justificar nuestro estado de víctima y de impotencia aparente.  Para cambiar esta actitud se necesita salir de nuestro entorno habitual y abrirnos continuamente para lo que el otro puede ofrecernos como belleza de la vida que todavía no hemos visto.
Al  fin llegamos al cuarto punto que necesitamos y es la comunicación o la interactividad solidaria. Es lo que puede dar a nuestras expresiones la unión o el acuerdo de la cuarta dimensión. La comunicación solidaria abre la puerta solar (raja) y estelar hacia El  Espíritu Universal y Su Conciencia Pura fundamento de la armonía y el espíritu de consenso de la cuarta dimensión. La solidaridad supone abandonar su soledad o separación permitiendo el encuentro con lo que hemos ignorado o no integrado todavía.
La interactividad solidaria comienza con la comunicación dentro de nuestra cabeza entre todas sus partes (delante-proyección futuro/detrás-refugio en la memoria/izquierda-análisis/derecha-intuición). Este el proceso de la perfección actual de nuestro cuerpo mental.
La fijación en el pasado o el futuro nos corta del Espíritu Universal de Verdad  y su luz de realización de Conciencia Pura. Estamos siempre en un presente infinito. Incluye el pasado y el futuro pero no son fijados o restringidos.  En nuestras fijaciones mentales  estamos siempre en la expectativa de que vamos recibir una situación mejor de fuera (de alguien o algo) que realmente tenemos difícil para integrar dentro de nuestros conceptos. Entonces, cuando se ofrece esta situación, no podemos aceptarla cuando no estamos en unión consciente con el potencial del Espíritu de Verdad como nuestra realidad transcendente.
La Conciencia Pura del estado de unión de nuestro Ser Superior tiene todas las posibilidades según como dirigimos nuestras ideas. Pero desde el ego no podemos entrar en este potencial. No se puede atraer otros pensamientos que aquellos que se tienen en la memoria, que ha fijado y experimentado. Solo cuando relativizamos y relajamos el ego, haciendo el salto en el vacío hacia la conciencia incondicionada, podemos pasar por encima de nuestra mente  limitada y  dominada por nuestros sentimientos y pensamientos. Atraen “automáticamente”, por resonancia, las ideas correspondientes según la ley de atracción. Si es necesario confrontarnos con nuestros problemas para darnos cuenta  de nuestra posición limitada en relación al presente, su disolución no se produce antes que los hayamos relativizado y puesto de nuevo en el conjunto incondicional e infinito del Espíritu Puro.  
Relativizar el yo de nuestra personalidad con sus conceptos, sistemas, problemas y automatismos es hacer el salto cuántico en el vacío o la reunión en la energía universal o cuántica del universo. Eso se pone en marcha en el estado de meditación. Es decir cuando quitamos nuestras limitaciones para entrar en la realidad animadora de nuestra alma y su principio de conciencia, el espíritu de nuestro ser superior. Viene más y más libre, universal o divino, al medida que podemos dejar todo concepto de limitación individual o personal.  Nuestra esencia divina es en realidad una entidad transpersonal. Es el desafío de la mente poder entrar en el mundo abstracto e incondicional, es decir el mundo de todas las posibilidades, de la energía universal y su luz de Conciencia Pura.
Eso pide un sacrificio. Sacrificar es relativizar o hacer la justa distancia con todo para ponerlo en un contexto más alto o sagrado. Así nuestros problemas no se solucionan haciendo solamente análisis. Existe el riesgo de que quedemos en el mismo contexto pesado y restrictivo del ego. Tampoco podemos solucionar todo por medio de la intuición, que pide siempre verificación y  por cuya falta de se produce desconfianza, duda y desorientación.  En  la medida en que podemos ver un conjunto de posibilidades más perfectas, responsables y liberadoras es como nuestra expiación puede ponerse en marcha. Comprendemos expiación en su sentido espiritual de cambio y de liberación por conciencia, eligiendo el mejor camino que se presente.
En realidad, el análisis, separado de la acción mental de unión: la síntesis. Es una acción de división y de separación con el presente. Confirma los límites de nuestros conceptos existentes. En la medida en que vienen más claros, el análisis nos conecta con los hechos del pasado. No indica en sí mismo la abertura del camino del justo medio por armonización pero empuja al camino alternativo por el contrario. Esta oposición a la intuición es la que nos conecta con las consecuencias de nuestros actos en el futuro si no hay intervención de cambio. Eso estimula nuestra aspiración y la tendencia de tomar nuestros deseos por realidad.
Ambos tienen sus límites debido a sus tendencias de polarización, fijación e ilusión que podemos justificarnos fuera de nosotros-mismos. No podemos confrontarnos con nuestros defectos, miedos y distorsiones hasta el momento en que podamos elegir una u otra dirección que nos una con la realidad superior que une toda diferencia, división y separación.
 Desde la unión entre análisis e intuición es como la conciencia se vuelve libre y como el libre albedrio tiene su verdadero sentido de elegir lo que producirá los mejores efectos en el futuro. Es la unión de síntesis lo que pone todo en un contexto más abierto, completo y dinámico que atrae a la mente las ideas que permiten disolver nuestros conceptos erróneos.  En ella el análisis se alarga hacia un espejo de retroalimentación (feedback) sobre las experiencias vividas y la intuición funciona como un antecontrol (simulación) de las consecuencias de lo que elegimos dentro de las posibilidades que se nos ofrecen según nuestro nivel de conciencia realizado. La síntesis efectivamente funciona como una balanza que nos permite situarnos en el justo medio para elegir la mejor de nuestras posibilidades. Es una acción supramental directa, abierta y global, incluyendo el análisis y la intuición, pero sin fijarlos. Permite ver por encima de los límites del horizonte de la mente concreta. Supone dejar fluir nuestras expresiones sin fijarlas, analizando lo que pasa, o mirando solamente la perfección de sus resultados. Es la actitud del arquero. Observar en el medio absoluto la unión de todos los elementos que constituyen su acción, dándoles a todos sus relaciones justas. En la elección libre de esta actitud del justo medio se disuelven todas las resistencias y problemas.
Nuestra mente era, hasta hace poco, incapaz de unir las diferentes partes del cerebro, así no vemos  más que una parte de la realidad que se muestra como defecto.  Todos los cambios planetarios e interplanetarios facilitan nuestra conexión con la realidad universal cuántica que nos une a todos. Es decir estimula la interactividad entre las partes del cerebro hacia la visión de síntesis o de la realidad “uno”. La invención de la teoría de la mecánica cuántica es la prueba más científica de este proceso. El despertar de la conciencia colectiva revelara cómo es el aspecto de la realidad espiritual y la cualidad de conciencia que corresponde a la masa universal de energía cuántica.
El descubrimiento de esta posibilidad de unir nuestras informaciones por encima de las restricciones del yo en el conjunto de una conciencia pura y total, revela justamente el proceso de los seres humanos hacia un nueva manera de pensar y de estar consciente de la verdad de la vida, que llamamos la conciencia de síntesis. Este cambio es lo que significa la crisis actual y que conduce hacia el funcionamiento del sexto chakra como instrumento central (en el centro de la cabeza) de interactividad inteligente universal en lugar de un  instrumento de proyección personal (al frente) que es propio del principio de la dualidad y de lucha de la mente imperfecta.
El funcionamiento más perfecto y continuo de nuestro sexto chakra nos conduce inevitablemente hacia una vida más interactiva y colectiva. La interactividad con la energía cuántica del universo necesita efectivamente que hagamos experiencias colectivas de apertura y de unión y que las iniciaciones en la conciencia pura se hagan más en un plano colectivo que en un plano individual tal como pasaba anteriormente.  Es la manera  más fácil, apropiada y ligera para superar nuestros problemas.
El desafío de toda empresa colectiva, sea cual sea su naturaleza, es la apertura, por  encima de su propio círculo restrictivo, hacia nuevos horizontes, flexibilidad y evolución permanentes. El parámetro del espíritu puro es alegría, ligereza por la justa distancia y sorpresa ante nuevas posibilidades.

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El espíritu de verdad llama a la misericordia que implica compasión y perdón.

La misericordia reúne todas las calidades que son necesarias para la apertura de nuestro espíritu y de nuestra conciencia:

- La humildad, en lugar del sentimiento de superioridad o de inferioridad " permite ponerse a la altura del otro y crea la comunicación necesaria o la sintonía para que nuestras interactividades sean compartidas en las mismas circunstancias;

- La paciencia, en lugar de la imposición autoritaria, permite la adaptación de nuestra comunicación al ritmo del otro y del conjunto y crean la sincronía en la cooperación;

- La benevolencia o la valoración del otro, en lugar del no-respeto, permite reconocer a través del otro lo que se nos escapa de nosotros y por tanto nos falta para unir las fuerzas de la sinergia que garantizan la paz;

- La magnanimidad del corazón, en lugar de la rigidez mental que no deja lugar a las experiencias y las instrucciones necesarias para poder comunicar con la visión de otros en un proceso de sinopsis.

- La clemencia y la indulgencia, en lugar del rechazo de lo que es diferente a uno mismo, permite perdonar al otro y apelar a su autenticidad para que entre en la simbiosis con nuestra esfera de vivir y de pensar;

- La generosidad, en lugar de guardar todo para sí, le permite amar sin juzgar y dar al otro lo que necesita pero que no es capaz de conseguir por sí mismo, es la concreción de consciencia y de la ciencia de síntesis;

- La creatividad, en lugar de la aplicación conservadora de reglas estrictas, permite superar los bloqueos de la sabiduría, haciendo de la vida una celebración(sinagía) que expresa la posibilidad de unir y de realizar el sueño del paraíso, escondido en cada uno de nosotros.

Reflecciones

¡¿Quién no se siente impotente o paralizado de miedo ante las estructuraciones de nuestra libertad a través de los diferentes poderes en el mundo, que nos mantienen en la mentira, la exclusión y el inmovilismo en nombre de la justicia?!

El mundo no puede sobrevivir sin evolución. Nuestra incomprensión crea las resistencias que transforman estas crisis en rupturas, catástrofes y sufrimientos. ¿Quién tiene la culpa? ¡Tanto el individuo como la colectividad a los que falta la conciencia!

(extracto del libro: el retorno del Cristo Cósmico)

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