Parte 4/2: Concreción de la vía del ascenso del ser humano.
En esta última parte estudiamos el camino de la ascensión humana a través de las cuatro dimensiones de la vida del espíritu humano encarnado.
1. El nivel material, físico o formal de la vida:
La dimensión material de nuestras expresiones es un medio de construcción, expresión y perfección de nuestra vida encarnada. Se trata en primera instancia de nuestro cuerpo con sus condiciones físicas y su salud, que dependen de nuestra forma sana o equilibrada de vivir (protección, actividad, instrucción). El papel del cuerpo es servir a la elevación del espíritu y de su conciencia. Un espíritu sano en un cuerpo sano (Mens sana in corpore sano). Por eso es importante utilizarlo de tal manera que su vibración aumente.
El mundo material es el nivel de "tener . Es necesario tener un mínimo vital para despertar nuestra existencia inteligente. El sentido de la palabra tener era originalmente “haber”. La palabra haber evoca el sentido de una situación o de un movimiento pasajero (del latino hab-ere ou hab-iter). Este sentido se convierte en un estado previsible temporal de "a ver" para la conciencia. Es decir, las formas materiales son soportes que permiten transmitir informaciones pasajeras en dirección de un objetivo inteligente. Las formas materiales, como nuestros cuerpos, son soportes o instrumentos pasajeros. Permiten transmitir al cerebro señales como: "Tienes un cuerpo que sientes vivir y te permite pensar que no solamente existes pero que tu eres".
Esta constatación indica claramente que nuestros cuerpos de encarnación son instrumentos que sirven para identificarnos con una realidad superior. Nuestra pequeña persona humana piensa: “yo soy mi cuerpo”, pero en realidad, no somos nuestros cuerpos. Están sólo la manifestación exterior de una realidad o esencia más amplia. Están formas puestas en disposición de nuestros espíritus para poder expresarse. Es decir, una parte del mundo material es retenida, desplazada y concentrada del conjunto del mundo material para componer el instrumento de servicio, adecuado a las experiencias que el espíritu necesita. Este instrumento es nuestra propiedad en el sentido de estado propio, apropiado o el mejor adaptado para ver o entender la expresión de nuestro espíritu. El fenómeno de las apariciones de los espíritus demuestra bien este aspecto de instrumento a través el proceso de densificación de la energía.
Nuestra conciencia egótica ve este instrumento como una posesión, lo que significa que tiene un dominio sobre el espíritu. Esto convierte al ser humano en un violinista cuyo violín es más importante que la calidad de su juego. La tendencia para la lógica de nuestro pequeño mental es, al final , separar el espíritu del cuerpo. Así, los poderes del espíritu escapan a la comprensión de la ciencia, que ve la vida como un mecanismo de reacciones técnicas, olvidando su sentido más profundo. ".
La sobrevaloración de la materia se refleja en el sentido jurídico de la palabra propiedad: tener bajo su poder exclusivo. La exclusividad convierte su sentido de servicio en una una forma de esclavitud contraria a la unión interactiva de la vida y su desarrollo de la igualdad. Ni el ser humano, ni ninguna colectividad o nación, es propietario exclusivo de la tierra, o de una parte de ella. La humanidad y cada uno de sus miembros son simplemente arrendatarios y gestores. Nada nos pertenece, todo se nos ofrece. A nosotros a enfrentamos entonces al reto de ser conscientes de la necesidad de compartir equitativamente el mundo material. No se reduce a los seres humanos, sino que también incluye el reino animal, vegetal y mineral, así como los cuatro elementos: tierra, agua, fuego y aire. Esto pone en tela de juicio el control exclusivo de estos elementos mediante la monopolización de su gestión así como el principio de desigualdad : "Actuó según lo que yo quiero “tener (haber)”
La vida es a la vez forma y movimiento a base del principio rotatorio de reciclaje de su energía que beneficia al equilibrio del conjunto. Esto explica que “abundancia” es una calidad colectiva de la vida. No existe en la acumulación y mejora materiales exclusivamente individuales. La riqueza individual nunca será suficiente. La naturaleza puede hacer desaparecer la riqueza individual en algunos instantes. Tan poco se hace un buen vino con un solo pie de vid, sino con toda la vid que se encuentra en un campo suficientemente grande. El sentido espiritual del mundo material es facilitar el intercambio mediante relaciones apropiadas en fin de aclarar la transmisión de informaciones constructivas para la evolución inteligente del conjunto.
En el marco de la ascensión del ser humano, es necesario la actitud de la buena voluntad de no verse limitada por el dominio del mundo material. Esta actitud significa, en concreto, abrirnos al desarrollo de la generosidad de nuestro corazón para el bienestar de todos. LA POBREZA INDIVIDUAL DESAPARECE SOLAMENTE POR EL COMPARTIR. Es el amor para el compartir que gratifica nuestro propio lugar, dándole al otro el lugar que merece en el espíritu de unión. Esta actitud se expresa en la bondad.
2. El nivel de la sensibilidad o evolución temporal de la vida según la ley de la atracción y repulsión.
Es el nivel de las motivaciones o "el deseo de satisfacción de la existencia humana a través de las acciones". Este deseo está sujeto a movimientos cíclicos de condiciones transitorias o temporales. Estos movimientos con altibajos permiten cambiar, seleccionar y continuar el sentido de las informaciones de las relaciones que encontramos con el fin de aclarar nuestra inteligencia.
El deseo se añade a la insatisfacción de las necesidades vitales de protección (vivienda, alimentación, salud), de actividad (reproducción, evolución, expansión) y de educación (experiencias, aceptación, comprensión). El deseo nace de la frustración causada por las limitaciones de las condiciones y del atractivo de otras posibilidades. El deseo es el nivel de la aspiración de una satisfacción real o imaginada proyectada. El propio del deseo es la falta de plenitud y, por tanto, de querer cada vez más. Es el resultado de la voz del ego de la pequeña personalidad. Es una forma extrapolada del hambre y la sed de los animales. Aunque los deseos estimulan la evolución humana, son una forma restrictiva y efímera de la energía de amor-sabiduría mediante la cual "Lo persigo y según que yo lo quiero". Se fija lo que se piensa no tener, tanto peor si afecta a la necesidad y a la libertad del otro. El funcionamiento de los deseos está dominado por el automatismo de la ley kármica de causas y efectos, provocado por una menor conciencia sobre la unión con las fuentes de vida.
Esta separación acentúa el aislamiento individualista del ego por el miedo a perderse cuando se comparte, pero también la sensación de ser rechazado, de ser víctima y sufrir los inconvenientes de la vida. Por lo tanto, los deseos tienden a fijar resultados cada vez más exigentes, inmediatos y materiales, y a transformarse en pasiones en el sentido de "comportamientos de dominación incontrolados" que son la base de desigualdades, injusticias, conflictos y luchas. Se entiende mejor cuando se sabe que los deseos se rigen por las energías inferiores del cuerpo humano que actúan por los 3 chakras (cóccix, sacro, plexo) en la parte inferior del diafragma. La pasión encarcela la elevación de nuestros pensamientos.
En el contexto de la ascensión del ser humano, la sensibilidad egótica debe abrirse a la sensibilidad del otro. Esto pide la actitud de la buena intención de ya no mirar sólo su propio progreso y éxito, sino convivirlos hasta el nivel de las necesidades de los demás, sobre todo de los más pobres. Esta actitud se expresa por la COMPASIÓN o la actitud de venir a la altura que el otro pueda sentir. Es el amor para la suavidad de la CONVIVENCIA en lugar de la violencia, permitiendo el tiempo para adaptarse mutuamente al espíritu de unión.
3. El nivel de fuerza de la acción inteligente de la vida:
La acción inteligente de la vida tiende a "estructurar inteligentemente " sus informaciones a través de acciones concretas. Nos llevan a idealizar la vida más allá de los límites de las condiciones del presente hacia una existencia mas armoniosa. Nuestro mental concreto tiende a fijar estos ideales a base de intereses limitados e individuales. A partir de ese momento la acción inteligente de la vida se convierte en la fijación de convicciones mentales o de creencias de sueños o de "ilusiones" en el presente. Sus expresiones demuestran entonces una falta de conciencia de su papel de enseñanza en el presente a la escala de la ascensión espiritual de la humanidad.
Este sentimiento de limitación del ser humano incita al individuo a cerrarse enfrente el verdadero sentido de la realidad y a encerrarse en sí mismo como el centro principal de los intereses. "Pienso como eso me interesa". Esto conduce, por un lado, a cerrarse al otro y, por otro lado, a imponerse por la fuerza de sus convicciones personales. La ilusión dice: "Hago lo que quiero y pienso como quiero". La ilusión es el resultado de una sobrevaloración de sus propios méritos y valores que justifican la fijación de su situación como el ideal para todos. Si todo el mundo piensa y quiere que el mundo sea como él quiere, ¡es el caos, la anarquía asegurada! En este sentido, la ilusión dice: "Tengo derecho porque he trabajado para ello". Pero la justicia se inscribe a base de la consideración de compartir la situación y los esfuerzos de los demás en la evolución fraternal de la vida, tanto de sí mismo como de los demás.
El principio de la fraternidad se basa en el mismo Principio de Inteligencia de Origen de todo y todos (principio alfa) y así como en el mismo destino (principio omega) como todo el universo y sus diferentes realidades. Fijar la estructuración de esta inteligencia por la mente concreta en la vida cotidiana, mediante normas, reglas y dogmas concretas, tiende tener el efecto contrario a dividir el mundo. Siempre exigirán más medidas que finalmente limitan el progreso de la conciencia de unión tanto del ser humano como de toda la humanidad. Es el resultado de una mentalización materialista del sentido de la vida limitándola al mundo de manifestaciones concretas. "Solo creo lo que veo", dijo el apóstol Tomas. La reducción de la realidad de la vida al mundo concreto es deshacerle de su fuerza espiritual. Los dos son los rasgos de la misma realidad. Este es el verdadero sentido de la lema: "la unión hace la fuerza".
La fijación de la fuerza mental concreta del ser humano tiende a crear un mundo virtual, robótica, normalizado y general. Reduce la riqueza, la diversidad y la abundancia de la vida, su maestría y sus valores espirituales. Reduce la vida a una rutina de automatismos y evidencias de consumo que agotan sus recursos por falta de creatividad espiritual. En el marco de la ascensión del ser humano, es indispensable ajustar la actividad mental al espíritu de unión. Debe transformarse mediante el desarrollo del dinamismo creativo de la actividad espiritual supramental.
Los acciones a base de intereses "más bien" individualistas son la consecuencia de la fijación del mental inferior. Son contrarias al principio de la unión fraternal. La unión fraternal implica una actitud de BUENA INTENSIDAD DE LA FUERZA INTELIGENTE SUPRAMENTAL del ser humano en acciones que invitan a la COOPERACIÓN. Es la condición para una paz duradera en el mundo. Supone la aceptación del otro, más allá de juicios a base de fijaciones mentales, mediante un ajuste de las fuerzas mutuas que crea una lucidez mutual superior. Su ausencia de juicio de exclusión se traduce en una actitud de benevolencia o de "perdón". Se trata de actuar en la conciencia de la unión fraternal y crística. Va mas allá del interés individual. No excluye el interés individual, sino que le ajuste y orienta hacia su justo lugar y función de servicio al conjunto. El amor por la paz es la benevolencia a través de la cual se crea la apertura del corazón para relaciones correctas o respetuosas en el comportamiento mutuo del ser humano.
La ascensión del ser humano y de toda la humanidad necesita el ajuste de la actividad mental concreta al espíritu de unión. Es necesario abrirse a la cooperación en la inteligencia del corazón gracias al desarrollo del perdón para poder superar los errores humanos. Esto requiere de cada uno una actitud de compromiso de intensidad adaptada a sus posibilidades y dejar de juzgar al otro desde el punto de vista de su pequeño mental, asegurando así la oportunidad (Ho’oponopono) para si mismo y el otro de aprender la lección para corregirse.
4. El nivel de armonía de los acuerdos entre las diferentes dimensiones de la vida:
Como todo está relacionado, los acuerdos de las relaciones dan a las dimensiones de la vida su nivel de vibración espiritual. Es por el grado de armonía de su interactividad que los distintos elementos de la vida revelan el pleno sentido inteligente de su información y el sentido del diseño de su evolución. ARMONÍA significa relaciones de compartir en bondad, de intercambios equitativos en suavidad, de cooperación en cohesión fraternal y de comunicación en coherencia solidaria. A nivel de conciencia, estas relaciones demuestran el espíritu de verdad. Todo sirve para transmitir información para revelar la luz de la verdad. La verdad surge del momento en que haya suficiente de armonía que la luz pueda penetrar la oscuridad, es decir, pueda abrirse a una dimensión superior y aceptarla.
El que dice: "Digo como yo lo entiendo" puede ser coherente y honesto consigo mismo, pero quizá no con el espíritu de solidaridad por falta de apertura a los acuerdos sobre el sentido de la vida con los demás. Entendimiento o comprensión no tiene la misma dimensión que los acuerdos.
Aunque la dimensión de los acuerdos tiene a la base la misma naturaleza que las tres dimensiones del espacio-tiempo-fuerza, ya que los une por su coherencia, supera a estas dimensiones. Los cuatro acuerdos toltecas hacen referencia a esta cuarta dimensión superior. Es como las notas musicales. Su encadenamiento en una melodía no solo forma notas a diferente altura musical, diferente ritmo y diferente modulación de intensidad que se siguen, sino un conjunto de efectos vibratorios que superan a las tres dimensiones que acabamos de mencionar. No se trata de una continuación puramente técnica. Lo mismo ocurre con las ciencias que se ocupan de la salud del cuerpo humano. El cuerpo humano no es solo una serie de reacciones químicas automáticas. Se inscriben en un conjunto de acuerdos vibratorios de niveles superiores que, además, dependen del nivel de conciencia alcanzado.
Hacer el bien con toda integridad a favor y no en contra de nosotros o de los demás sin propagar el miedo, transmitir lo que nos pertenece a la base de nuestras experiencias y no a base de las creencias de los demás, ser libres de suposiciones y actuar para el mejor bien de todos sin juzgar ni fijar la perfección, constituyen la base de la cuarta dimensión de la apertura a la armonía de los acuerdos.
Es la puerta de iniciación del espíritu de verdad y de la conciencia de solidaridad en la igualdad, la libertad y la fraternidad. La solidaridad es la llave de la ascensión de la humanidad hacia un nuevo orden de unión mundial en armonía y paz. En el contexto de la adaptación de los acuerdos entre cielo y tierra, el ajuste o la iniciación espiritual para el ser humano es de llegar a volver consciente del UNO MISMO ESPÍRITU o de la esencia espiritual del Si Mismo Superior gracias al dinamismo de unión universal del alma.
Nota: Este ajuste se inscribe, pues, en la evolución de la conciencia del espíritu cósmico de unión. Sus diferentes niveles de acuerdos se reflejan en la Jerarquía Espiritual de los trabajadores de la luz, servidores del mundo. Es el resultado de acuerdos de unión de los espíritus avanzados que guían a la humanidad según la misma voluntad del diseño divino de su evolución. Corresponde a diferentes niveles de iniciación espiritual en estados luminosos de conciencia de unión superior. Se reflejan a nivel cósmico en la energía de la Constelación de Cristo Cósmico de la que Orión forma la parte central. Esta dimensión espiritual forma parte de la nueva astronomología (unión astronomía-astrología).
El acceso a estos diferentes niveles para la humanidad pasa según los ciclos solares por medio de las energías de reorientación de la Osa Mayor (centro GRAU o materia gris cósmica) y de la Osa Menor(centro PAU o paz y la estrella polar). Ajustan las energías materiales y espirituales del sistema solar y de la Tierra a las energías zodiacales mediante de dos ejes principales: acuario-león y escorpión (águila)-tauro tal como se menciona en Gizeh. Estos ejes forman la cruz de la línea ascendente y descendente del cuerpo de la energía de unión, el Merkabah de la galaxia. Permite cíclicamente el acceso y el ajuste a a las energías de síntesis de Sirius, puerta de la Jerarquía Espiritual. Esta energía forma la base de la conciencia de unión y es la puerta de los diferentes niveles de la conciencia de unión crística, evocada por la Constelación del Cristo Cósmico.
Conclusión:
Las dimensiones espirituales superiores todavía parecen lejanas e intangibles para la comprensión de la mayoría de nuestras espíritus encarnadas. Estos niveles y sus numerosas residencias del espíritu, a los que Jesús ha aludido (Juan 14, 2), se revelarán a medida que nuestra conciencia avance, ya que las condiciones de vida que contienen no corresponden a las de la tierra. Por ello, solo podemos dar precisiones más concretas y directas, adaptadas al potencial de la evolución actual de la inteligencia humana y de su conciencia.
En ese sentido, sólo podemos transmitir lo que nos ha llegado a partir de nuestras investigaciones y como indicaciones de ajuste, basadas en la sabiduría antigua. Se espera que entre Pascua y Ascensión 2021 (aproximadamente el 21 de abril) (Mateo 24, 30) se produzca una señal de advertencia luminosa en forma de una cruz cósmica, formada por la posición de los planetas. Desde ese momento, la humanidad no tendrá más que un período muy corto de algunas semanas para reorientarse hacia una mayor unión y tomar la decisión de aligerar el curso de su destino (primera lucha escatológica). A partir del solsticio de verano la tierra debería entrar en las predicciones apocalípticas ineludibles que corresponden al final del gran ciclo solar que varias profecías anunciaron. .
Por lo tanto, está claro que en estos tiempos se abre el camino de una nueva etapa para la humanidad. El cambio profundo de las condiciones actuales de la vida mundial tendrá un impacto radical y decisivo en la evolución de la conciencia individual. Las relaciones de la vida política, social, económica y científica se verán profundamente perturbadas. Las amenazas de sobrevivir enfrentarán la conciencia individual con la necesidad de liberar el peso ciego de la inconsciencia colectiva hacia la conciencia de unidad. Es el momento de la toma de conciencia de que la unión hace la fuerza para poder superar la masa de dificultades caóticas que se presentarán.
Esta toma de conciencia significa un rebasamiento de la conciencia individual basada en la vida física, emocional y mental concreta mediante una mayor sensibilidad para la verdad de los mundos más unidos de la luz espiritual. Esta apertura se revelará a medida que la conciencia humana haga el famoso salto cuántico. Llevará el ser humano a pensar en el contexto de la humanidad a través del dinamismo supramental de unión universal de su alma.
Surgirá un NUEVO ORDEN DE SOLIDARIDAD en el que las relaciones humanas se basarán en el respeto de los valores espirituales universales en el espíritu de la fraternidad universal. Su fundamento es el reconocimiento de cada ser humano de estar unido con el mismo Principio Inteligente Universal y su creación, origen y voluntad de su plan de evolución: el servicio por el bien de todos y de todo.
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